Por Luis Martínez Alcántara
Retirar dinero de un cajero automático es una práctica común para millones de personas, pero un pequeño descuido puede costarte caro. Aunque la operación suele parecer segura y rápida, no verificar tu estado de cuenta inmediatamente después puede exponerte a fraudes o errores bancarios difíciles de reclamar. Este hábito, que muchos omiten por confianza o prisa, puede convertirse en la diferencia entre conservar tu dinero o perderlo sin darte cuenta.
Los cajeros automáticos están diseñados para operar sin descanso, permitiendo a los usuarios retirar efectivo, consultar saldos o realizar movimientos a cualquier hora del día. Sin embargo, su disponibilidad también los convierte en blancos frecuentes de delincuentes, quienes utilizan métodos cada vez más sofisticados para clonar tarjetas, captar contraseñas o engañar a los sistemas. Por ello, además de cuidar tu entorno físico, es fundamental tomar precauciones digitales y de seguimiento.
Uno de los errores más comunes —y peligrosos— es no revisar el estado de cuenta después de cada transacción. Esta simple acción puede ayudarte a detectar movimientos no reconocidos, cobros indebidos o fallas técnicas como la entrega incompleta de billetes o la cancelación de operaciones que aún generan cargos. Llevar un registro actualizado de tus movimientos te da mayor capacidad para hacer valer tus derechos ante el banco en caso de irregularidades.
Los fraudes más comunes relacionados con cajeros incluyen la instalación de dispositivos para copiar la banda magnética de la tarjeta, teclados modificados para registrar el NIP y cámaras ocultas que graban los movimientos del usuario. Para evitar estos riesgos, se recomienda cubrir el teclado al ingresar tu contraseña, usar cajeros bien iluminados y revisar que no haya alteraciones visibles en la máquina antes de usarla.
En un contexto donde la seguridad financiera depende en gran medida de la prevención, revisar tu estado de cuenta es una herramienta esencial. No solo te permite actuar con rapidez ante un posible fraude, sino que te ayuda a mantener tus finanzas en orden, detectar errores bancarios y tener mayor control sobre tus gastos. Un hábito tan simple como este puede ser la barrera que te salve de quedarte sin dinero. ¿Lo estás haciendo?
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