Por Mauricio Palomares
Ciudad de México. – En México, el envejecimiento de la población avanza sin una estrategia clara, sin regulación y, en muchos casos, con prácticas que rayan en el abandono. “Improvisar el cuidado también es una forma de violencia”, afirma Alejandra Solórzano, directora general de la Fundación DAMADI, abogada y especialista en atención a adultos mayores con más de dos décadas de experiencia.
Según cifras del INEGI, en 2023 el 14.7% de los mexicanos tenía 60 años o más. Para el año 2030, esta proporción alcanzará el 20%, y en 2050 se espera que sea del 27.7%. El país envejece sin preparación, y eso —advierte Solórzano— representa una crisis silenciosa con consecuencias humanas profundas.
“Culturalmente evitamos hablar del envejecimiento. No nos gusta planear nuestra vejez ni la de nuestros padres. Pero eso tiene un costo: decisiones tardías, cuidados deficientes y condiciones indignas para millones de personas mayores”, señala.
¿Qué está fallando?
Solórzano identifica tres grandes fallas estructurales:
1. Ausencia de regulación oficial para casas de reposo.
2. Proliferación de espacios improvisados, sin personal capacitado ni protocolos.
3. Desvinculación emocional y práctica de las familias.
“Muchas de las casas que prometen atención son en realidad lugares que improvisan con personal sin formación. No hay seguimiento médico, no hay rutinas terapéuticas, y muchas veces tampoco hay respeto. Eso es violencia institucional”, advierte.
Fundación DAMADI: un modelo basado en dignidad y personalización.
Frente a este escenario, Fundación DAMADI plantea una alternativa completamente distinta. Su modelo se basa en casas pequeñas, con ambientes cálidos, personal especializado y un enfoque profundamente humano.
“No trabajamos con pacientes. Trabajamos con personas, con historias de vida. Cada residente tiene nombre, historia y emociones que merecen ser respetadas. Nuestro diferencial está en el vínculo”, explica Solórzano.
DAMADI también promueve una prevención activa: muchas familias esperan a una caída, un accidente o una crisis para tomar decisiones. El ingreso temprano a una casa de retiro profesional no significa pérdida de autonomía, sino todo lo contrario: “Es prolongar la libertad con apoyo profesional”.
Asilo vs Casa de Retiro: ¿Cuál es la diferencia?
En México, estos dos términos suelen usarse indistintamente, pero no son lo mismo. Alejandra Solórzano lo explica así:
Asilo:
Modelo tradicional, muchas veces asistencialista
Suele tener un enfoque pasivo, de contención
Generalmente opera con escasos recursos y sin regulación
Puede generar sensación de abandono o institucionalización
Casa de Retiro:
Modelo profesional y centrado en el bienestar integral
Busca la activación física, emocional y social
Requiere protocolos, estructura y personal especializado
Se percibe como hogar alternativo, cálido y con comunidad activa
“Un asilo muchas veces está diseñado para albergar, no para cuidar. Una casa de retiro profesional busca mejorar la calidad de vida, no sólo sostenerla”, resume Solórzano.
El cuidado no se delega, se comparte
DAMADI también involucra activamente a las familias. “No se trata de dejar a alguien en un lugar y desaparecer. Se trata de cuidarlo en conjunto”, afirma Solórzano. Este acompañamiento compartido da mejores resultados físicos, emocionales y sociales.
El equipo de DAMADI desarrolla planes individualizados para cada residente. “He visto personas que llegaron apagadas, tristes, y en semanas están activas, sonrientes, parte de una comunidad. Eso no se logra con televisores encendidos, sino con cercanía humana”, asegura.
Hacia una agenda nacional de cuidados
Fundación DAMADI ha iniciado una campaña para visibilizar la necesidad de una agenda nacional de cuidados para personas mayores. La propuesta incluye:
Estándares mínimos obligatorios para casas de retiro.
Financiamiento público para modelos profesionales.
Supervisión y capacitación continua del personal.
Reconocimiento de los cuidados como un derecho humano, no un lujo.
“La vejez no debe vivirse en la sombra. Debe vivirse con presencia, con respeto, con comunidad. No se trata de durar. Se trata de vivir”, concluye Alejandra Solórzano.
¿Quieres envejecer con dignidad? Empieza a planearlo hoy.
El tiempo aún está a nuestro favor. Pero no por mucho.
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