Por Redacción
Lo que comenzó como una campaña formal enmarcada en la dinámica política de una elección sin precedentes en el Poder Judicial, evolucionó hacia un ejercicio profundamente humano. Denisse López Reyes, candidata a jueza del ámbito familiar, ha logrado transformar su recorrido electoral en un auténtico puente entre la justicia y la gente.
Con más de 16 años de trayectoria en el Poder Judicial del Estado de México, Denisse apostó desde el inicio por una campaña respetuosa, técnica y con altura de miras. Pero conforme avanzaron los días, la voz de la ciudadanía comenzó a marcar el rumbo. Vecinas, vecinos, madres de familia, jóvenes estudiantes y adultos mayores no solo la escucharon: se sintieron escuchados.
Lejos de las grandes caravanas y los discursos acartonados, Denisse ha privilegiado el diálogo directo. Cada recorrido en mercados, plazas públicas o colonias populares se ha convertido en una oportunidad para brindar orientación jurídica, resolver dudas o simplemente compartir una palabra de aliento. Es justamente esta cercanía —sin protocolos, sin intermediarios— la que ha hecho que muchos la identifiquen como una figura confiable, alguien que entiende y vive la justicia desde lo cotidiano.
“El cambio más profundo no siempre se grita en tribunas, a veces se construye con pequeños actos de empatía, con justicia que abraza”, ha declarado Denisse en más de una ocasión.
Su campaña no solo se ha consolidado como una de las más genuinas del proceso, sino que ha generado una ola de apoyo silencioso pero contundente. Personas que nunca antes se habían interesado por una elección judicial ahora conocen su nombre, saben lo que representa y, más importante aún, sienten que también están siendo representadas.
A medida que se acerca la recta final, la candidatura de Denisse López Reyes se perfila como una de las más sólidas, no por fuerza política, sino por fuerza moral. En un proceso donde muchas y muchos apostaron por estrategias tradicionales, Denisse apostó por la cercanía. Y en tiempos de desconfianza institucional, esa cercanía vale oro.
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