Por: Mario Ramírez, Director de Previsión Social en Actinver
En México pensamos en el retiro como un asunto privado, casi íntimo: un cálculo personal entre lo que queremos y lo que podremos sostener en la vejez. Pero la experiencia internacional demuestra algo distinto. Cuando las sociedades adoptan el ahorro para el retiro como práctica común, no solo protegen el futuro de cada individuo; también fortalecen la economía completa. El ahorro previsional es, en términos estrictos, una política de desarrollo nacional ejercida desde los hogares.
Hoy México enfrenta un punto de inflexión: un ciclo de tasas de interés a la baja, un incremento en el impuesto a los rendimientos de deuda de 0.50% a 0.90% para 2026, y una pirámide poblacional que envejece con rapidez. Este entorno obliga a replantear cómo construimos patrimonio y qué significa invertir en nuestro futuro.
La pregunta es más amplia de lo que parece: ¿estamos construyendo un país donde las personas mayores seguirán siendo económicamente activas —consumidoras, independientes, presentes— o uno donde millones llegarán a la vejez sin ingresos propios? La respuesta depende del sistema de ahorro que seamos capaces de construir desde hoy.
El ahorro previsional como motor económico: la evidencia internacional
En las economías más sólidas, el ahorro para el retiro no es un acto aislado; es una arquitectura nacional.
La evidencia es contundente:
- En Países Bajos, los activos de pensiones privadas equivalen a 210% del PIB.
- En Canadá, representan 153% del PIB.
- En Australia, 131% del PIB.
- En Estados Unidos, 102% del PIB.
Estos países han construido, durante décadas, un sistema que no solo garantiza estabilidad a las personas mayores, sino que inyecta capital al mercado interno, financia vivienda, carreteras, hospitales, universidades y empresas. Son economías donde los adultos mayores no dejan de consumir: son parte activa del ciclo económico.
En contraste, los activos de pensiones privadas en México apenas rondan entre 20% y 22% del PIB. Pese a ello, el país tiene una tasa de ahorro bruto del 18% del PIB, comparable con la de economías avanzadas. La diferencia es profunda: sí ahorramos, pero no para el largo plazo.
Los mexicanos guardan dinero, pero no lo convierten en inversión previsional. Y ahí está el punto central de nuestra discusión nacional pendiente.
El envejecimiento poblacional exige una solución sistémica
México vivirá en los próximos 20 años una transformación demográfica histórica: habrá más adultos mayores que niños menores de 10 años. Esto implica un desafío fiscal enorme y un reto económico silencioso: una sociedad envejecida sin ahorro puede perder consumo interno, productividad y estabilidad. Pero también puede ocurrir lo contrario, como muestran las economías de la OCDE:
una población envejecida con ahorro previsional genera dinamismo, inversión y estabilidad macroeconómica.
2026 cambia las reglas: menos rendimiento y más impuestos para los instrumentos tradicionales.
La combinación que enfrentaremos el próximo año es clara:
- Las tasas de interés bajarán, reduciendo los rendimientos de los instrumentos de deuda tradicionales.
- El impuesto sobre los rendimientos subirá de 0.50% a 0.90%, disminuyendo aún más la ganancia neta para los inversionistas.
En palabras simples:
Los mexicanos recibirán menos por sus inversiones y pagarán más impuestos por ellas. Este escenario obliga a buscar mecanismos que aprovechen mejor el ahorro formal. Y ahí es donde los Planes Personales de Retiro (PPR) se vuelven no solo convenientes, sino estratégicos.
El PPR: una herramienta para el individuo y un motor para el país
Los PPR tienen dos características que los hacen decisivos en este contexto:
1. Exención del impuesto de 0.90%: Las inversiones dentro de un PPR se realizan en series exentas de este impuesto, generando un diferencial real frente a cualquier instrumento de deuda tradicional. (Fundamento legal: LISR Art. 151 y 54)
2. Deducción fiscal directa: Las aportaciones al PPR son deducibles hasta el 10% del ingreso anual acumulable, lo que potencia el rendimiento neto.
El resultado es contundente: mientras los instrumentos tradicionales rinden menos, el PPR permite mantener e incluso aumentar el rendimiento neto, especialmente en un ciclo de tasas bajas. Además, los PPR amplían las posibilidades de inversión: no solo deuda, sino también renta variable, fondos globales, estrategias mixtas y diversificación real. En un entorno global más estable, esa variedad es una ventaja competitiva para los hogares.
Lo que un país gana cuando su población ahorra para el retiro
Un país donde millones de personas participan en sistemas previsionales obtiene beneficios que van más allá de lo financiero:
- Una población mayor con ingresos propios sostiene el consumo interno.
- Los sistemas de ahorro a largo plazo reducen la presión fiscal sobre el Estado.
- El capital previsional financia infraestructura, desarrollo y empresas nacionales.
- Evita crisis demográficas y favorece la estabilidad macroeconómica.
- Desarrolla una cultura de independencia financiera.
En suma: cuando una sociedad ahorra para el retiro, su economía no envejece.
En conclusión: ahorrar para el retiro es construir país.
México tiene una oportunidad histórica. Posee una tasa de ahorro del 18% del PIB, pero carece de la arquitectura para convertirlo en ahorro previsional masivo. El siguiente paso es claro: transformar el ahorro informal y de corto plazo en inversión previsional de largo plazo.
Los PPR son una herramienta probada, con fundamento legal, incentivos fiscales y un potencial macroeconómico subestimado. No se trata solo de pensar en los próximos 20 o 30 años de una persona. Se trata de pensar en los próximos 20 o 30 años de México. Cuando un mexicano decide ahorrar para su retiro, no solo construye patrimonio: construye país.
Más historias
Trump clasifica el fentanilo ilícito como arma de destrucción masiva mediante orden ejecutiva
Gemini da un salto descomunal: se integra con NotebookLM y estrena una función que lo cambia todo
¡Alerta Spoilers! Filtran tráilers de ‘Avengers: Doomsday’ y confirman el regreso de una leyenda del UCM